Del sueño del rector Horacio Descole de reunir en un mismo espacio de la vida académica de la Universidad Nacional de Tucumán, enclavado en el cerro San Javier y destinado a construir pensamiento crítico para una sociedad latinoamericana en fuerte cambio, queda sólo un esqueleto hueco, a 25 kilómetros de la capital y de destino siempre indefinido.
Ese resto arquitectónico de lo que fue ideado por Horacio Caminos, Jorge Vivanco y Eduardo Sacriste, entre otros, como núcleo de la vida de miles de estudiantes jóvenes de la región motivó a la tucumana María Lobo a escribir “Ciudad, 1951”, su novela que acaba de ser premiada con el primer lugar en el concurso del Fondo Nacional de las Artes (FNA).
En sí misma, se desarrolla como el diálogo entre dos de los profesionales que diseñan y desarrollan el proyecto. Pero la charla va mucho más allá de planos y cálculos, para reflejar un proyecto de país, continente y vida que, como tantos otros, quedaron truncos.
El jurado en esta categoría, integrado por Miguel Ángel Vitagliano, Edgardo Scott y Luisa Valenzuela, consagró con el segundo premio a Eugenio López Arriazu por su “Lembú. La infame y borrascosa vida del nunca sargento Cabral”, y el podio lo completa el cordobés Sebastián Pons con “Cabeza de viejo”. Las porteñas Nurit Kasztelan por “Tanto” y Laura Sbdar (también es dramaturga) por “Las Kellis” recibieron sendas menciones.
Tucumán también tuvo una presencia destacada en el rubro Novela Gráfica, ya que Matías Muzzillo ganó el segundo premio con “Quién fue Bazán Frías”, acerca de la vida del célebre bandido local, cuyas andanzas trascendieron un siglo y se contaron de todas las formas posibles. Los jurados Diego Agrimbau, Dolores Alcatena y Gato Fernández le dieron el primer lugar al cordobés Nicolás Agustín Lepka por “Al otro lado” y tercero quedó el porteño Carlos Laureano Ramón por “El caso Bonaven”.
En cuento, el ganador fue Ignacio Martín Valiente (Capital Federal) por “Las grandes ligas”; secundado por Leticia Martínez (Córdoba) con “La mejor de la ciudad” y Sebastián Grimberg (Santa Cruz) por “Los Perros”, según la evaluación del tribunal que integraron Alejandra Kamiya, Marcos Herrera y Horacio Fiebelkorn.
El rubro Poesía tuvo como jueces a Paula Jiménez, Valeria Pariso y Silvana Franzetti. Su dictamen otorgó el primer premio a Luciana Reif (provincia de Buenos Aires) por “Yo también le rezo a la noche”; seguida de la santafesina Gabriela Schumacher con “Tres holandeses” y de la porteña Laura Crespi por “Lo primero que no vi”. Hubo menciones honoríficas para Karina Marion Berguenfeld por “Rapadas” y Norman José Argarate por “El verde corazón de William Shakespeare”.
La quinta categoría de la convocatoria del FNA fue en Ensayo/No Ficción, y el ganador fue Demián Delfino Paredes (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) con “Léxico Laiseca”, un estudio sobre el genial escritor argentino Alberto Laiseca, fallecido en 2016. El segundo premio que otorgaron las evaluadoras Paula Pérez Alonso, Teresa Arijón y Flavia Costa recayó en “La escritura del fragmento”, de Lucas Soares; y el tercero, en “Escribir cartas como quien canta”, de Diego Germán Vigna.
En todos los casos debían tratarse de obras originales e inéditas (en novela, de entre 100 y 350 páginas, y en historietas, de entre 50 y 200) y hay un reconocimiento en efectivo a los autores por “su aporte por sostener la tradición narrativa argentina así como por marcar el rumbo de lo nuevo”, según el FNA.